El PRP Stream se obtiene a partir de la sangre del propio paciente de forma estéril, que se centrifuga para separar y concentrar las plaquetas, las cuales contienen una alta concentración de factores de crecimiento y proteínas bioactivas. Una vez preparado, el PRP se inyecta en la zona afectada, donde sus componentes trabajan para estimular la reparación y regeneración de tejidos, reduciendo el tiempo de recuperación y mejorando la función y la calidad de vida del paciente.
Numerosos estudios realizados por instituciones de renombre mundial respaldan la eficacia del PRP en el tratamiento de una amplia gama de condiciones, desde lesiones musculoesqueléticas hasta trastornos dermatológicos. Por ejemplo, investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Stanford han demostrado que el PRP puede acelerar la curación de lesiones deportivas, como tendinitis y desgarros musculares, al estimular la proliferación celular y la formación de nuevo tejido [1].
Además, estudios realizados en la Clínica Mayo han encontrado que el PRP es altamente efectivo en el tratamiento de la osteoartritis, reduciendo el dolor, mejorando la función articular y estimulando la regeneración del cartílago en pacientes con esta enfermedad degenerativa [2].
La Terapia con PRP Stream ofrece una opción terapéutica prometedora y segura, con resultados notables y duraderos. Con respaldo científico sólido y la capacidad de abordar una variedad de condiciones médicas, el PRP se posiciona como una herramienta clave en la medicina regenerativa del siglo XXI.