Función muscular y nerviosa: El magnesio participa importantemente en la contracción muscular y la transmisión nerviosa.
Sistema inmunológico: Tanto el zinc como el selenio son esenciales para la función inmune, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades.
Salud ósea: El manganeso y el magnesio contribuyen a la formación y mantenimiento de huesos fuertes, reduciendo el riesgo de osteoporosis y fracturas.
Protección antioxidante: El selenio funciona como antioxidante, protegiendo las células del daño oxidativo y reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas.
Producción y mantenimiento de glóbulos rojos: El cobre es esencial para la producción de glóbulos rojos, aumentando la oxigenación del cuerpo y reduciendo el riesgo de anemia.
Regulación del metabolismo: El manganeso y el zinc juegan roles cruciales en el metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas, ayudando a convertir los alimentos en energía de manera eficiente.
Cicatrización de heridas: El zinc facilita la cicatrización de heridas, promoviendo la regeneración de la piel y los tejidos.
Función tiroidea: El selenio es crucial para la salud de la tiroides, ayudando en la producción de hormonas tiroideas y regulando el metabolismo.
Salud cardiovascular: El magnesio ayuda a regular la presión arterial y el cobre interviene en el mantenimiento de la elasticidad de los vasos sanguíneos, beneficiando la salud cardiovascular en general.